Llegué sano y salvo

Esquivando dos overbookings por los pelos.

Los aeropuertos igual de divertidos que siempre: Las típicas mujeres de mediana edad muy arregladas, hombres calvos, hombres trajeados, familias con niños pequeños, la mujer del tiempo anunciando lluvias y fuertes vientos con una sonrisa en la cara...
Cuando he ido a desayudar un hot chocolate con una muffin, me han dicho que no tenían ni lo uno ni lo otro. Puedo jurar que el grifo de Foster's me ha mirado, yo le he mirado, y ha salido de mi boca "One pint of Foster's then, please". Desayunando cerveza, y sé que no es completo, me faltaron cerelaes (Lo peor es que a las 7:40 am no era el único).
En Alicante me he encontrado con mi tía María, preocupada porque mientras que las pantallas anunciaban que habíamos llegado en hora, en realidad íbamos con 40 minutos de retraso (¡Viva Jet2!). El whoper al que me ha invitado me ha sabido a gloria, así que, ¡gracias!
Ya en la puerta de embarque, con una cola que volvía a amenazar con overbooking, he conocido a /xien/ (Indio, no me atrevo a escribir su nombre, afincado en Sheffield-Londres), y Michael (Griego que vivía en Londres). Iban a ver el partido del Madrid, pasando dos días en la capital. Dando gracias por su acento londinense, claro como el agua comparado con lo que uno encuentra en Yorkshire, me han empezado a pedir que les enseñase los básicos del español callejero, más concretamente el apartado sexual. Ha sido divertido.
Ya en el metro, apunto de dejar el aeropuerto con los ingleses, recibo una llamada de mi madre, que queriendo darme una sorpresa, por poco se la lleva ella quedándose en el aeropuerto sin hijo. Se ve que no me ha visto, o que yo nunca voy por las puertas que marca el aeropuerto.

¡Un saludo!