Encontré a mis padres y Mónica en el aeropuerto, un hermano haciéndose el dormido en casa y una tortilla de patata con amor de madre bien calentita en la mesa.
La sorpresa del día fue la visita (por no hablar de invasión) de algunos de mis amigos y un perro (digno de mención por al cara de mi madre). Cálido recibimiento y contento de estar por casa.
Saludos!
Y te fuiste...
ResponderEliminarEspero que hayas llegado bien, ahora toca escribir nuevas entradas ;)