Mi ventana

Desde mi ventana no tengo una vista extraordinaria, pero si bastante bien situada para encontrar situaciones divertidas, o disfrutar de la dorada luz mañanera. He visto de todo, desde obreros sentados en tumbas compartiendo un bocata (recordad que tengo el cementerio ahí enfrente, alegrándome la vista), perros corriendo libres persiguiendo ardillas mientras sus dueños silbaban infructuosamente, guerras de nieve con las lápidas siendo usadas como escudos...Las tumbas del siglo XIX (e incluso XVIII) cobran nuevo significado. La vida sigue.

Hoy he visto algo extraño, y no encuentro explicación: Un grupo de lo que parecían músicos (había una guitarra), tres de ellos, estiraban formando un círculo (de estirar, para hacer deporte digo). Después de muchos ejercicios y unos 10 minutos, han cogido la guitarra y se han ido. Una decepción, esperaba ver invocar los cuerpos de los muertos y luchar o huir, en fin, algo. Debo ser yo, mañana probaré a estirar de buena mañana entre las lápidas, a ver qué tiene de especial. Quizá desde dentro de un ataúd, porque estoy bebiendo por inercia una bebida de color amarillo que sabe a caramelo de limón, de cabalgata de reyes para ser más exactos. Era gratis, no pude resistirme.

Sigo a lo mío, me pongo banda sonora y a mirar por la ventana. Ya empieza el momento en que la luz se vuelve ligera de modo que la división entre luz y sombra se vuelve dudosa.

Un abrazo.

PD: Banda sonora para esos momentos.