El 11 de madrugada, a las 12:50, llegarían Carlos y Dani para estar por aquí dos días. Su llegada fue, bueno, "grandiosa":
Estuve aguantando delante del ordenador hasta las 12:30, dejé la ropa en la lavadora y salí para la estación de tren, dónde habíamos acordado quedar. Llegué a la 1:05 am. No llovía, lo que había era una cortina de pequeñísimas gotitas de agua, movidas por el viento, de esas que sin darte cuenta te dejan empapado. No me preocupé demasiado, 15 min tarde no es demasiado según nuestros estándares habituales. Lo que me empezó a mosquear fue el ver que en llegadas sólo había un tren desde Machester, y 1h tarde respecto de lo que Carlos me había dicho.
Esperé un rato, me dí una vuelta por la estación, y nada, ni rastro. Cabreo en aumento, ya que sólo podía pensar en dos posibilidades: O bien habían hecho lo que no hay que hacer, NO esperar dónde uno queda (en este caso la estación), y coger un taxi para ir directamente a la residencia (que esperaba que tuviesen apuntada la dirección, que está posteada aquí), o bien que habían tenido algún problema, pero no me habían avisado al móvil. Me senté y estuve mirando a la gente de la estación, había muchos borrachos. Con la cabeza más despejada apareció fugazmente ne mi cabeza una 3ª posibilidad. Hablando con Mónica esa misma tarde soltó algo como "Al final van en autobús porque es más barato [...]". Pasé de ello olímpicamente, pues Carlos no me había avisado de nada. No sabía si arriesgarme a ir a la estación de autobuses, que no está cerca precisamente, llegando 40 min tarde. Dudaba que siguiesen allí. Cabía la posibilidad, de que se hubiesen movido. Me arriesgué. Caminé bajo la cortina (no era para tanto, pero me gusta quejarme y hacerme el héroe) y llegué a la estación. El camino plagado de fiesteros, jovenzuelas por el suelo y... (¡Oh! Esperad, ha empezado a sonar
Hey Julie! Ponedla, ponedla. No me sale de la cabeza estos días.); pues eso, el ambiente habitual en Leeds por la noche.
La vuelta a la estación fue curiosa, pero infructuosa. Curiosa por la gente, dormida o esperando algún autobús para ver llegar a alguien o salir hacia un nuevo destino (los aeropuertos y estaciones son fascinantes). No paré, y salí directamente a la estación de tren de nuevo, para pillar el tren de Manchester, por si acaso llegaban allí. Nada. Visto lo visto, salí hacia mi residencia (esta vez si que bajo la lluvia) y esperé encontrarlos en la puerta, por lo menos igual de mojados que yo. Al cabo de 20 minutos estaba allí de nuevo (algo así como las 2:30 am), y vi a lo lejos la inconfundible mata de pelo (Bonito pelo rizado según unos pocos) de Carlos. Disfruté el momento en que, entrando por la puerta trasera, miré sus desesperadas caras a través del cristal de la entrada delantera. Consideré suficiente el nivel de agua sobre sus cuerpos y les abrí.
Ya arriba se aclararon las cosas, es decir, vimos lo poco claras que estaban. Debería haberme llegado un mensaje, que nunca existió, en el que Carlos me avisaba del cambio de estación (en facebook no tenía nada). Me intentaron llamar al móvil, pero se ve que vodafone no se dignaba a darme servicio, por mucho prefijo y llamadas que hiciesen (tampoco me pidieron el número inglés...). ¿Cómo llegaron? Pues, bueno, no penséis que ya sabían la dirección de la residencia...llamaron a Mónica para que se la diesen, y tomaron un taxi. Habían llegado 1 hora antes de lo previsto y estaban cansados de esperar. No era mala idea ir a la residencia, al fin y al cabo antes o después tenía que pasar yo por allí, salvo que esto fue 2h después. Tampoco consiguieron entrar ni al portal, porque a esas horas si llamas a un piso te maldicen, pero no te abren.
El cabreo ya se diluyó al ver sus miradas de perros mojados rogando un hogar caliente, pero se convirtió en alegría al ver los embutidos de calidad, el queso y el chocolate que me trajeron. Al menos de lo importante no se olvidaron.
En la próxima entrada os cuento qué tal lo hemos pasado por aquí, con nuestro Dani medio enfermo (apenas hablaba con mis compañeros erasmus, no os digo más...)
PD: Los que habéis venido o vais a venir en poco, sabréis lo que os he insistido en el tema colchonetas, mantas (a pesar ser una habitación cálida, no están de más) y algo para apoyar la cabeza. Se ve que no insistí suficiente con ellos.